Chungking Express es la cuarta película dirigida por el director hongkonés Wong Kar-Wai. Se estrenó en el festival internacional de cine de Locarno en agosto de 1994.
Chungking Express es un filme bicéfala, que pertenece a un único cuerpo que es la ciudad de Hong Kong, donde cada una de las dos historias coinciden en el espacio y en el tiempo pero no en el plano argumental, salvo pequeñas conexiones.
En la primera historia, el agente de policía 223 espera al 1 de Mayo (un mes más tarde de que su novia le dejara) para ver si ella decide volver, o decidir que su historia se ha caducado para siempre, como las latas de piña que compra con la misma fecha de caducidad, e intentar seguir adelante con su vida sin ella. La madrugada del 1 de Mayo, el agente conoce y se enamora de una enigmatica mujer, que se mueve por los bajos fondos de Hong Kong, traficando con droga.
La segunda parte de la película, se centra en el agente 663 (interpretado por el gran Tony Leung), quien también ha sido abandonado por su novia. En este caso, la camarera del bar que frecuenta se enamora de él, y aprovecha las ausencias del policía para entrar en su casa, e imaginar cómo sería la vida junto a él.
Pero en Chungking Express, tan importante como el contenido es el continente, que adquiere prácticamente el total protagonismo durante la película. La cinta desprende colores intensos, imágenes borrosas, secuencias difusas. La excelente fotografía de la película corre a cargo de Christopher Doyle, que mediante la saturación de los colores y largas exposiciones impregna la cinta de una personalidad propia y muy característica.
Realmente, esta película es un anticipo, el inicio natural de una hoja de ruta en la que el director nos ofrece más adelante la cuidada "In the mood for love" y su secuela "2046" ("My blueberry nights" a parte).
Es conmovedora, intensa, con un punto divertido. Tiene muchas secuencias perdurables, impregnadas de ese raro lirismo casi coloquial de Wong Kar-Wai. Sus personajes reaccionan, si bien con melancolía, con cierta independencia a sus amores heridos por el paso del maldito tiempo. Eso lo convierte en una película más vitalista y ciertamente optimista que, por ejemplo, Happy Together, In the mood for love o 2046. Va en concordancia, con toda la potencia visual y sonora que uno espera del cine de Wong Kar-Wai
Más desenfadada que otras pelis de Kar-Wai; la soledad de los personajes no se pinta eterna e insondable: son gente joven que están pasando malos momentos, pero nada que vaya a hundirlos en el abismo de soledad inconfesa de otros protagonistas de su cine.
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